Para poder llamarme fotógrafo…

Para poder llamarme fotógrafo, ante todo debería hacer fotografías: pensar, sentir y actuar como en los primeros años cuando descubría las potencialidades de la vista y de la cámara. A veces creo que aún lo soy. Pero suelen tentarme otras actividades en las que la pureza del acto fotográfico, con una imagen aislada de todo concepto, queda relegada por otras técnicas que, aunque manteniendo su cualidad fotográfica, dejan de lado el genial destello de la espontaneidad. Entonces comprendo porqué es más sencillo llamarse artista.

Soy fotógrafo, pero usualmente me distraigo: ocasionalmente encuentro temas de mi interés que intento interpretar y transformar en imágenes donde la fotografía “pura” no me resulta suficiente para presentar lo que siento. Y si no logro mi objetivo utilizando exclusivamente la fotografía, es debido a mis carencias. Pero la necesidad de expresión es más fuerte que el medio a ser empleado, y entonces apelo a otros recursos. No me culpo por ello: soy lo que he devenido como autodidacta y como experimentador.

Hay algo que sí me queda claro: el expresarme fotográficamente, y la fotografía en sí misma, es para mí una disciplina extremadamente ardua.

Obtener buenas fotografías es difícil, tanto como lo es definir cuándo una imagen es buena y cuándo no. En lo que a mí respecta, hay una emoción que se despierta cuando contemplo ciertas fotografías, y que generalmente perdura en mi memoria. Esa emoción puede relacionarse con el humor, el miedo, el placer estético, la melancolía, la rabia, el asco, la ironía, la pasión o la calma.

La fotografía, esa entidad bidimensional, es autosuficiente. Para muchos de nosotros también es necesaria, aunque no sepamos porqué. Cuando logro obtener una fotografía que me place (lo que no ocurre muy frecuentemente), es como si la cámara y yo tuviésemos de improviso el mismo pensamiento. Entonces nos pronunciamos simultáneamente, en una confluencia de intuición y reflejos. Lo demás ocurre solo, casi sin intención. O quizás exista una especie de tácito acuerdo: dejar de lado toda conceptualización para sólo fotografiar.

Mi cámara tiene película en su interior, he salido de casa sin rumbo fijo, y llevo puesto un par de zapatos cómodos. Es cuanto necesito. Aunque sea de a ratos, intentaré volver a convertirme en fotógrafo.

RFI / Solymar, 2019

Acerca de «Algo personal»

Algo Personal es una colección de escuetos pensamientos y opiniones a los que intenté dar un cierto orden. No lo logré. Perdí el control cronológico de las experiencias y las ideas.

No obstante, decidí comenzar a dejarlos por escrito, aunque sea para ejercitar la memoria. Además de recuerdos pienso incluir descripción de nuevos proyectos, de manera que espero que el propio blog sea una herramienta útil para motivarme a terminar lo empezado.

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